Joaquín Cosío, voz y rostro del cine mexicano, inspira a nuevas generaciones en el 8º Festival de Cine UASLP

En el marco del Octavo Festival de Cine de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), el actor Joaquín Cosío ofreció una master class ante un auditorio lleno, donde compartió con estudiantes y público general su experiencia, sus métodos actorales y las lecciones que le ha dejado una trayectoria de más de dos décadas en el teatro, la televisión y el cine.
Acompañado por la Lic. Cynthia Valle Meade, titular de la Secretaría de Difusión Cultural de la UASLP, Cosío realizó un recorrido por sus inicios en el teatro y el camino que lo llevó a convertirse en una de las figuras más reconocidas del cine mexicano. Poeta y actor con más de 60 películas en su carrera, ha participado en títulos emblemáticos como El Infierno, Pastorela, Matando Cabos, Narcos: México y Miss Bala, obras que forman parte de la memoria audiovisual del país.
Durante el encuentro, recordó que su acercamiento a la actuación fue casi casual:
“No tenía la expectativa de ser actor ni que el público me conociera de esta manera. Fue algo que simplemente sucedió, me interesó y de pronto ya estaba sobre un escenario”, relató ante un público que, según cálculos del recinto, superó el millar de asistentes.
El actor compartió que su carrera tomó un giro decisivo tras participar en una obra dirigida por Luis de Tavira, lo que lo llevó a la Ciudad de México y más tarde al cine.
“De pronto apareció el famoso ‘Mascarita’ y me quedé en esa película. De ahí en delante la vida cambió”, dijo en referencia a Matando Cabos, cinta que marcó un antes y un después en su trayectoria.
Cosío explicó que elige sus papeles con base en la autenticidad del personaje y la verosimilitud de los diálogos.
“Lo primero que me atrapa es que los diálogos suenen reales, que haya conflicto, que los personajes sostengan una conversación con sentido. Lo interesante en una historia dramática es el conflicto, porque eso refleja la vida”, subrayó.
Asimismo, comentó que tras el éxito de El Infierno rechazó numerosos papeles similares al del “Cochiloco”:
“No acepté ninguno, porque ese ya estaba escrito y las repeticiones son inútiles. Busco personajes humanos, con ambigüedades, como nosotros: cambiantes, imperfectos, llenos de matices”.
En tono reflexivo, el actor habló sobre el proceso de interpretación y la observación de la vida cotidiana como parte esencial de su oficio.
“Recomiendo más la indisciplina que la disciplina. Las fuentes de las que bebemos los actores están en la calle, en la gente que se cruza contigo, en el vecino, en quien toma una copa solo en un bar. El trabajo del actor es ver al otro, porque nuestro oficio depende de ustedes, el público. Sin espectadores no hay teatro, no hay cine”, afirmó entre aplausos.
Cosío reconoció también la transformación de los métodos actorales en las nuevas generaciones:
“Los jóvenes actores son sorprendentes. Tienen otra manera de entender la naturalidad, otra energía, otra audacia. Ellos van a imponer nuevos modelos de trabajo y de relación con el público”.
Durante la charla, respondió preguntas de jóvenes y adultos sobre su carrera, compartiendo anécdotas y frases icónicas de sus películas, lo que generó risas y ovaciones del público. Al final del encuentro, se mostró cercano con sus admiradores, firmó autógrafos, se tomó fotografías y conversó con los asistentes.
Con carisma y sencillez, Joaquín Cosío reafirmó su papel como una de las figuras más queridas del cine mexicano y dejó una huella inspiradora entre los asistentes al 8º Festival de Cine UASLP, consolidándose como uno de los momentos más memorables del evento.