San Luis Potosí no cumple con los derechos humanos a la salud y al agua, alerta investigador de la UASLP
En San Luis Potosí no se están garantizando los derechos humanos a la salud y al agua, advirtió el doctor Fernando Díaz Barriga Martínez, investigador de la Facultad de Medicina y miembro del Grupo Universitario del Agua (GUA) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP). Según Díaz Barriga, la situación empeorará debido a la sequía, el estiaje y sus efectos hídricos, ya que la entidad enfrenta temperaturas extremas.
Durante la conferencia plenaria “Agua para todos… pero limpia de todo”, presentada en el 3er. Foro Estatal del Agua, organizado por la Facultad de Ciencias Químicas y el GUA, Díaz Barriga subrayó que el derecho humano al agua implica una obligación clara por parte de los estados de priorizar los usos personales y domésticos sobre los industriales, como la cervecera y la refresquera.
El científico calificó de grave que parte de la solución del gobierno al problema del agua sea abrir más pozos en la ciudad capital sin conocer la calidad del agua. “En San Luis Potosí están abriendo pozos que no se monitorean y no sabemos qué estamos tomando”, lamentó.
Díaz Barriga recordó que el agua en el estado está contaminada no solo por flúor y arsénico, sino también por nitratos, mercurio, coliformes, grasas y aceites, contaminantes de la superficie que han migrado al acuífero.
“En el altiplano hay evidencias de contaminación por arsénico y flúor; en la huasteca, la contaminación proviene de la caña, los bichos, las descargas municipales, el petróleo en Ébano y el manganeso en el Río Claro, que viene del estado de Hidalgo, mientras que el río Moctezuma trae residuos de las aguas residuales de la Ciudad de México”, detalló.
Asimismo, Díaz Barriga explicó que el consumo de agua contaminada con flúor tiene un impacto severo en la salud. “La mayoría de la población tiene bajos niveles de coeficiente intelectual; a mayores niveles de contaminación, disminuye la inteligencia y aumenta el deterioro cognitivo… nos lavamos los dientes con un neurotóxico, y esto es un grave problema que, combinado con arsénico, es aún peor”.
También alertó sobre la presencia de microplásticos en el organismo. Estos entran en los tejidos, causan inflamación, afectan al cerebro y reducen el coeficiente intelectual. “Los plásticos tienen colores, son vectores que fijan microorganismos y contaminantes que pueden ser letales por su tamaño. El problema es más grave porque hay 10,500 aditivos del plástico, de los cuales 1,254 son altamente tóxicos. Nos preguntamos ¿por qué ahora hay cáncer en jóvenes? Porque llevan 35 años de exposición a estos químicos”, indicó.
El investigador señaló que los cuatro jinetes del apocalipsis en el tema del agua son la agricultura, las pérdidas, la industria y el sobreconsumo. Ejemplificó que en San Luis Potosí, el 10 por ciento del agua está acaparada por los industriales, quienes a cambio devuelven aguas residuales, y que entre el 35 y 45 por ciento del líquido se pierde en fugas y en el drenaje.
Díaz Barriga consideró que, ante la gravedad del problema, los potosinos deben estar informados. Subrayó que, si se quiere construir una cultura y un civismo del agua, esta información debe llegar a los jóvenes. Por último, enfatizó que abrir más pozos, construir otras presas y atraer industrias, como lo propone la clase política, no son soluciones para la crisis hídrica que enfrenta el estado.